“We’ve passed on all we know. A thousand generations live in you now. But this is your fight.”
Nueve películas y cuarenta y dos años después, una de las sagas más icónicas del cine llega a su fin. Star Wars hoy en día es como una religión para millones de personas en todo el mundo. Todo nació de la mente de George Lucas quien en 1977 desarrolló un guion con influencias de “Los Siete Samurais” (1954) de Kurosawa y “Flash Gordon” (1936) de Stephani. Una historia que ni en sus más remotos sueños creyó en el impacto que tendría y en el universo (millonario) que se convertiría Star Wars.
Star Wars: El Ascenso de Skywalker marca la culminación de toda una saga con la que crecieron más de dos generaciones. Dirigida por J.J. Abrams, quien también dirigió El Despertar de la Fuerza (2015), tuvo la dificilísima tarea de cerrar la odisea galáctica. ¿Logró cerrar con broche de oro?
Esta cinta toma lugar un año después de los eventos de “Los últimos Jedi”, los restos de la Resistencia se enfrentan una vez más a la Primera Orden, involucrando conflictos del pasado y del presente. Mientras tanto, el antiguo conflicto entre los Jedi y los Sith llega a su clímax, lo que lleva a la saga de los Skywalker a un final definitivo.
No es una mala película, ya que hay momentos y secuencias muy buenas que resaltan la habilidad y la capacidad técnica que tiene Abrams para crear escenas increíbles y visualmente impactantes. No obstante, se esperaba mucho más de esta última entrega. Y gran parte de este amargo final que nos deja se debe al guion. Un problema grande no sólo en esta cinta sino en la trilogía es la falta de cohesión entre las tres que la conforman. “Los Últimos Jedi” es una de las películas más controversiales de toda la saga justamente porque rompió con lo que se venía haciendo con todas las precuelas, como película en solitario es de las mejores pero en conjunto como saga se sale mucho de la línea narrativa en general. Y eso acabó afectando muchísimo a esta última película.
Pareciese como si Rian Johnson (director de Los últimos Jedi) le hubiera arruinado el hilo narrativo a Abrams, con la muerte de Snoke. Y por lo tanto, Abrams se vio obligado a recurrir a su plan B, el emperador Palpatine como antagonista principal, ya que Kylo Ren se sabía que no se identificaba como un Sith. Y esto conllevó a una última película con demasiada nueva información, encapsulada en tan poco tiempo. El clímax de la cinta se llevó la peor parte, ya que no se sintió como la confrontación final de toda una saga que abarcó nueve películas.
No todo es color negro, hay algunos aspectos que se merecen elogiar de esta película. Como ya se mencionó, visualmente hay secuencias de acción muy bien realizadas, no cabe duda que Kylo Ren (Adam Drive) es el mejor personaje de esta nueva trilogía, muy bien profundizado en las tres cintas e interpretado por un actor que está viviendo su mejor momento actoral. Igualmente Rey (Daisy Ridley) nos regala una última aparición, que conmueve pero tampoco llega a enamorar como lo hizo Mark Hamill con Luke Skywalker o Ewan McGregor con Obi-Wan Kenobi.
Star Wars: El Ascenso de Skywalker pudo haber sido el gran cierre que merecía Star Wars. Sin embargo, J.J. Abrams no quiso arriesgarse de más (como lo hizo Rian Johnson) y sólo buscó complacer a sus seguidores.